domingo, 25 de marzo de 2018

VIDAS DE LOS GEMELOS


DOBLE AMANTE, AMANTE DOBLE

(L’amant double)

2017. Dir. Francois Ozon.





         La joven Chloé (Marine Vacth) visita al ginecólogo porque siente dolores en el vientre. El médico le indica que tal vez se deba a algún problema emocional porque no encuentra otros síntomas y le recomienda un psiquiatra. Chloé visita a Paul Meyer (Jérémie Renier) y con el tiempo empieza a sentirse bien, hasta que se enamoran. Deciden mudarse juntos. Al revisar una caja con papeles de Paul, descubre un pasaporte donde viene su nombre pero con otro apellido. Posteriormente, mientras va en un camión mira a Paul con otra mujer. Al preguntarle sobre ello, Paul lo niega. Chloé decide pasar por el mismo lugar, bajar del camión e ir al edificio donde había visto al supuesto Paul y se da cuenta que hay un psicólogo con el nombre de Louis Deborde. Hace una cita para visitarlo como paciente y se encuentra con un hombre idéntico a Paul, otra manera de peinarse y una actitud más ruda y directa que la somete sexualmente: se revela que es hermano de Paul. Poco a poco Chloé se va involucrando y es sometida por ambos hombres hasta que un secreto largamente oculto la sacude emocionalmente.


Paul



         Tan versátil en sus temáticas, el maestro Ozon nos ofrece ahora una cinta de intriga psicológica luego de una obra maestra el año anterior (Frantz). Con todo, los personajes de Ozon son individuos obsesionados de alguna u otra manera con personas u objetos, con secretos o mentiras, cuyos trasfondos surgen de un pasado, usualmente turbulento. Chloé se debatirá entre dos lados de un mismo rostro: la ternura o la perversidad. Encontrará que hay una fina línea divisoria entre ambas que puede cruzarse y confundir o, simplemente, dejarse llevar por ellas para dar rienda suelta al placer o crear remordimiento. No es gratuito que la cinta nos traiga ecos de Brian de Palma (con sus homenajes a Hitchcock) en Obsesión (1976) o David Cronenberg con Una vez en la vida (1988) tanto por los secretos como por los dobles o gemelos.


Louis



         Ozon juega sutilmente con la transferencia de culpa y sublima los mitos y hechos científicos que circundan a los hermanos gemelos: desde aquellos fetos que absorben a uno de ellos desde el vientre para nacer hijo único que carga al otro en su interior, hasta el hecho de que cuando nacen ambos, uno siente lo que el otro percibe; uno sustituye al otro para engañar a maestros o amantes; uno es carnal y perverso mientras que el otro posee todas las virtudes. Ozon, brillantemente, utiliza estas teorías para dar paso a una trama que bien puede dar lugar a una fantasía completa o a la total autodestrucción.


La pasión sexual



         Basada “libremente” (según los créditos) de una novela escrita bajo seudónimo por la prolífica y eterna aspirante al Nobel, Joyce Carol Oates, en realidad se sigue de manera muy fiel hasta que Ozon le da una vuelta de tuerca para establecer esa transferencia que, si uno fuera genio, adivinaría desde el prólogo, la escena inicial, donde vemos lo que es un conducto corporal interno hasta que la cámara se aleja y nos damos cuenta que es una exploración de la vagina de Chloé, su “sonrisa vertical” que, por juego fotográfico, se transforma en el ojo de la bella joven. El dolor de vientre dará lugar al conocimiento del personaje que será transformado por la imaginación en la materialización del doble, del gemelo, de la otra parte que nos complementa.


La bella y madura Jacqueline Bisset



         La cinta es tan elegante e interesante que no deja de seducir al espectador visualmente con su bello reparto (la hermosa Vacth ya había salido con Ozon en Joven y bella; el atractivo Renier estuvo en Potiche aparte de ser actor icónico en el cine de los hermanos Dardenne; en su madurez, la hermosa Jacqueline Bisset aparece en un rol pequeño pero distintivo) pero no se queda en mera anécdota de suspenso: hay todo un discurso sobre el doble, el idéntico, que enfatiza la importancia de Ozon dentro del cine contemporáneo. Su final puede confundir pero no podrá negarse que es un remate genial.

En el Festival de Cannes 2017,
Bisset, Renier, Ozon y Vacth

martes, 20 de marzo de 2018

PERÍMETRO DE MUERTE



ZONA MORTAL
(Radius)
2017. Dirs. Caroline Labrèche y Steeve Leonard.



         En esta producción canadiense de ciencia ficción encontramos a Liam (Diego Klaatenhoff) luego de haber sufrido un accidente automovilístico, con amnesia. Descubre su nombre y dirección gracias a su cartera. Para su desgracia, descubre que apenas se le acerca cualquier ser vivo, cae repentinamente muerto. Se refugia en el cobertizo de su casa pensando que haya alguna amenaza biológica en el aire pero luego comprueba que él es quien provoca las muertes. Llega una mujer (Charlotte Sullivan), también amnésica, a la cual le han dado sus datos porque la encontraron cerca de la camioneta de Liam. Sorpresivamente, a la mujer no le pasa nada al estar cerca de él, pero cuando ocurre una separación de algunos metros, vuelve a ocurrir el efecto mortal. Juntos deberán ir buscando alguna solución además de tratar de recordar todo lo que sucedió antes del accidente.



         No puede contarse nada más. La trama seduce y maneja el suspenso además de ir tomando giros inesperados (como toda buena película del género). La angustia se transmite de personaje a espectador: uno se siente vulnerable ante la amenaza desconocida y automática. La intriga es soberana: uno se pregunta los motivos por los cuales la mujer no sufre ninguna consecuencia o cuál será el motivo que los ligue para que se neutralice, hasta cierto “radio” de acción, la causa de la muerte. Los autores-realizadores saben dosificar los hechos y, dentro de la fantasía, se mantiene la lógica y nada sucede sin motivación. El juego de la pareja va cambiando desde la amenaza hasta la simpatía. Se sugiere cierto romance para que luego haya una revelación que cambia todo.



         Lo que resulta más satisfactorio es que cuando llegan las explicaciones y cada personaje revela una faceta desconocida en sus vidas originales, no hay frustración en el espectador. Uno sabe que la vida tiene muchos rumbos y que las personalidades son variadas entre los seres humanos. Es tan real que nuestras existencias se modifiquen radicalmente en segundos, minutos u horas, que todo es posible: del ángel se puede llegar al monstruo, al demonio, al ser más despreciable.  Filmada en los espléndidos bosques y campos de Winnipeg con un par de actores solventes, estamos ante otra de tantas cintas que, sin presupuesto ni publicidad, pasan desapercibidas. Rescátela usted.

INTERESES PARTICULARES


LADY MACBETH

(Lady Macbeth)

2017. Dir. William Oldroyd.




         Katherine (Florence Pugh) es casada por interés (junto con ella se consiguió un terreno ventajoso) con el rico y mayor Alexander quien, por las noches, le ordena desnudarse sin tocarla. Cuando su marido y suegro deben salir por negocios, Katherine conoce a un nuevo capataz, Sebastián (Cosmo Jarvis) quien la seduce y torna en su amante. Al regresar su suegro quien se ha enterado del amorío, castiga y encierra a Sebastián por lo que Katherine no encuentra otra salida más que envenenarlo. Cierta noche, mientras la pareja se encuentra en el lecho, retorna Alexander con el cual Katherine se descara y junto con Sebastián matan al marido. Lo entierran sin que nadie se dé cuenta y todo parece llegar a un equilibrio cuando aparece una mujer con su nieto Teddy, al cual presenta, sorpresivamente, como hijo ya legitimizado de Alexander así como su heredero universal. Katherine quien pensaba que su esposo era impotente aduce que el hombre se encuentra desaparecido por lo que no puede ejecutarse la herencia. Teddy se encariña con Katherine…





         Hasta aquí le narro lo que es la esencia argumental de una cinta basada en la noveleta de Nikolai Leskov Lady Macbeth de Mtsensk publicada en 1865 y de la cual ya existía otra versión de 1961 realizada por Andrzej Wajda en Yugoslavia (Lady Macbeth de Siberia) además de inspirar una ópera de Shostakovich. En este caso, la trama fue reducida a su mínima expresión: por una parte el reducido presupuesto que hace que la cinta se realice casi toda en tres habitaciones, el bosque y una parte del establo. La acción ocurre a mitad del siglo XIX y lo que tenemos en escena es el retrato de un personaje sociópata que se basa sobre todo en su interés y satisfacción personal.





         Katherine cae en los brazos de Sebastián para saciar su instinto sexual (estas escenas presentan un erotismo puro). No puede encontrarse ningún sentimiento (el trato hacia su sirvienta de color es meramente de ama-criada, sin la menor compasión y con la total indiferencia: un personaje impresionante que vendrá a ser cordero de sacrificio). No tendrá otra alternativa que buscar la manera de eliminar todo aquello que se interponga en su camino. La muerte del suegro da rienda suelta a lo que será una asesina en serie. Katherine detesta la debilidad y ella misma, en su actitud, se torna fuerte y rebelde ante la condición femenina de su tiempo. De ahí que, cuando tenga que encontrar las soluciones necesarias para su situación y conveniencia no presente vacilación alguna.





         La atmósfera pertenece a las novelas del tiempo y la acerca más a la oscuridad de Madame Bovary que a las dulzuras triunfales de Jane Austen. La gran diferencia estriba en la postura y temple de la protagonista para la cual sangre y crimen son elementos para darle continuidad a la existencia. Un realizador en su primer largometraje con experiencia previa solamente en el teatro, además de actores que tienen pocos antecedentes en el cine (el intérprete de Sebastián es cantante popular; las actrices apenas inician sus carreras) son elementos que imparten frescura en lo que resulta ser un drama nada convencional que se destaca por mostrar la crueldad sin remordimiento.

domingo, 18 de marzo de 2018

EL DEMONIO DE LA CREACIÓN

BASADA EN HECHOS REALES

(D’aprés une histoire vraie)
2017. Dir. Roman Polanski.




         Delphine (Emanuelle Seigner) es una escritora famosa. En una feria librera donde firma ejemplares conoce a Elle (Eva Green) con la cual siente empatía e inician una amistad cercana. Elle empieza a introducirse en la existencia de Delphine quien se encuentra, ahora, en un bloqueo creativo. Le insiste en que debe utilizar su experiencia personal en lugar de buscar ficciones. Delphine, entonces, se empieza a interesar en la experiencias de vida de Elle para utilizarlas en su siguiente obra. Sin embargo, el poderío de la amiga sobre la autora se impone con fuerza hasta llegar a consecuencias inesperadas.


         Fascinante e intrigante vigésimo primer largometraje en una carrera exitosa y variada que inició en los prodigiosos años sesenta, el maestro Polanski vuelve a ofrecer otra cinta que puede leerse en diversos niveles, donde retorna a uno de sus temas inquietantes (el otro, el doble personal) para hablar, en este caso, del bloqueo creativo, de la página en blanco, de los auto cuestionamientos que surgen al alcanzarse cierto éxito. Inscrita, en principio, como una cinta de intriga y suspenso psicológico, la trama se  va derivando hacia el acto de posesión de voluntades, de angustias y culpas, de fantasía y desdoblamiento.

La hermosa Eva Green, de bellos recuerdos
desde su debut en "Los soñadores"
de Bertolucci.

         Otro nivel de lectura se debate entre los aspectos de realidad y ficción en el presente que vivimos: ¿dónde entra la verdad y la mentira? Lo que significa en estos tiempos la autoficción y los elementos intertextuales. Delphine recibe cartas anónimas donde le reprochan haber utilizado las penas y sufrimientos de su madre para conmover a un público explotado en sus sentimientos. La pareja de la escritora es un periodista literario que tiene un exitoso programa televisivo donde entrevista a escritores (en algún momento viaja a Estados Unidos para encontrarse con Cormac McCarthy y Joan Didion, entre otros monstruos literarios contemporáneos). Igualmente, el personaje de Elle es una escritora fantasma que crea libros acerca de personalidades diversas a partir de datos y notas pero siempre oculta detrás del personaje.

Emmanuelle Seigner, pareja y actriz
en cinco cintas de Polanski.

         Y finalmente está la tercera propuesta de lectura: el demonio de la creación, lo que existe detrás del proceso literario, los tormentos a los cuales se enfrentan los escritores para llegar al producto final. Todo este sistema bien puede englobarse en la posible invención de una bella dama que se torna en presión interna, en cuestionadora de lo que Delphine escribe. En metáfora de sus odios internos, sus propios reproches, su ira contenida, sus deseos de autodestrucción y en otro punto, su delirio de persecución. En personaje que nadie conoció más que por referencia y que pudo estar a la altura de una amiga imaginaria que se menciona en cierto momento.


         Tal como la Carol de Repulsión (Repulsion, 1964) que llegaba a la locura y al crimen debido a sus represiones interiores, o el Trelkovsky de El inquilino (The Tenant, 1976) que se angustiaba por la supuesta conspiración de sus vecinos en el departamento al cual iba a vivir hasta llegar a convertirse en la antigua habitante del lugar, ahora tenemos a Delphine agobiada por sus temores de aridez creativa, sus culpas como narradora, al grado de tornarse en “otro yo” más audaz, elegante, hasta con sugerencia de instintos criminales, para justificarse y encontrar una salida. Como fue el caso con La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968) todo pudo ocurrir en la cabeza de Rosa María o, en este caso, Delphine.

El maestro Roman Polanski,
lúcido e inquietante a los 84 años

        
        



           

           

domingo, 11 de marzo de 2018

UN LARGO COMERCIAL


TROPA DE HÉROES

(12 Strong)

2018. Dir. Nicolai Fuglsig





         La cinta recrea la primera batalla que los norteamericano realizaron en Afganistán luego de la caída de las Torres Gemelas. La necesidad de tomar un pueblo clave para evitar que Bin Laden se reuniera con otros secuaces y seguir planeando los ataques terroristas contra todo el mundo. La cinta muestra a los doce soldados que conformaron una tropa especial y que, junto con un general aliado, pudieron enfrentar al enemigo talibán. Debido a las condiciones geográficas debieron moverse a caballo, por lo que se les conoció como "horse soldiers" (los antiguos héroes de caballería en el cine del oeste norteamericano).





Simplemente estamos ante una cinta patriotera para incitar a los jóvenes a reclutarse y defender a la nación. Todos los soldados son afables, inteligentes, con vidas representativas del sueño norteamericano. Mientras tanto, la guerra sigue, diecisiete años después, cruel y sangrienta. Los enemigos son infames y dignos de morir porque nada que no pertenezca al triunfalismo es desechable. Hay una secuencia donde una maestra es muerta porque no debe educar a niñas mayores de ocho años: muestra de la cerrazón ideológica pero reforzamiento para el odio contra el enemigo idiota.





La atención se mantiene ante los ataques que muestran la aniquilación masiva de los opositores. Los héroes logran salvarse (aunque eso fue cierto ya que se basa en hechos de la vida real) contra toda expectativa lógica, pero lo deben a sus aliados afganos. No hay alguna reflexión moral excepto en un momento cuando el general afgano le comenta al capitán norteamericano que si se van serán cobardes pero si permanecen se tornarán enemigos: una gran verdad demostrada en el tiempo reciente (ya pasaron 17 años y ahí siguen, incomodando). Afganistán se muestra como otro laboratorio de guerra (como antes Vietnam, Corea), ejemplo de desarrollo económico (por la industria de los armamentos), plaza de juego para los vencedores. La ganancia es ver a Chris Hemsworth fuera del rol de héroe de historieta.





JUSTICIA POR SU MANO


DESEO DE MUERTE

(Death Wish)

2018. Dir. Eli Roth.





         Nueva lectura de una novela de 1972 y película de 1974 (El vengador anónimo, Michael Winner) que propone una visión más acorde con los años en que estamos viviendo. Paul Kersey (Bruce Willis, icónico) es un médico de emergencias en un hospital de Chicago. Su vida es cómoda y normal: su hija acaba de ser aceptada en NYU y su relación marital es feliz. Cierto día, al ir a comer, el encargado del valet parking anota la dirección del médico, se entera que cierta noche saldrán a celebrar. Ese día, Paul debe ir al hospital, mientras que la hija y la madre regresan solas a casa donde las sorprenden tres ladrones. Uno quiere abusar de la muchacha, ella se defiende, lo mismo que la madre, por lo que son baleadas: Paul pierde a su esposa mientras que su hija queda en coma. Entra en estado depresivo y ante la gran cantidad de latrocinios que sobrepasan a la policía, decide tomar la justicia en sus manos.





         Más alejada de la novela original (d0nde el protagonista tenía ese nombre pero era contador y se tornaba en vigilante vengador), en este caso tenemos su esencia, se añaden personajes, se llega al mismo dilema moral del castigo anárquico porque las víctimas lo merecen aunque no pasan por la justicia legal y humana. La atmósfera violenta se respira desde el inicio cuando el matrimonio va a un juego de soccer donde participa su hija: el padre de otra joven grita groserías y regaña a la muchacha: ante el reclamo de Paul, el hombre lo agrede y le amenaza incitándolo a la lucha física, algo que la esposa evita. Las noticias de radio, televisión e internet solamente hablan del estado de las cosas en Chicago: crímenes cotidianos, robos, asaltos y muchos muertos.





         Luego del asalto a sus seres queridos, Paul entra en depresión. Su psiquiatra le comenta que es una consecuencia natural de la pérdida, pero cierta noche, cuando se da cuenta de unos tipos que acosan a una joven transeúnte, interviene para recibir una golpiza. Mientras ve la televisión más tarde aparece el comercial de una tienda de armas a la cual visita pero dándose cuenta de las cámaras de seguridad así como de la necesidad de llenar un permiso para portar armas prefiere no hacerlo. La oportunidad se presenta cuando atiende de emergencia a un joven herido al cual se le cae su pistola que se las ingenia para quedarse con ella. Un tutorial de internet le enseña a usarla. Una noche sale, encapuchado, a la calle; se da cuenta de un intento de robo y lo detiene, matando a los ladrones. A partir de ese momento su actitud cambia y mejora: ha probado el sabor de la muerte y acorde con sus sentimientos, ha sido castigo justo, intercambio de crímenes, ojo por ojo.





         La cinta muestra la sensibilidad extrema y el gusto por la sangre del realizador Roth. Mientras que Paul practica y aprende cómo usar la pistola que servirá para la protección con resultados mortales, por otro lado se alternan imágenes de su trabajo como médico que salva vidas. El prólogo lo muestra anunciando a un policía que su compañero ha muerto debido a las heridas causadas por un delincuente al cual el mismo doctor irá a salvar: en sus manos están la injusticia y el deber. Luego de su tragedia en las manos tendrá la muerte, la ilegalidad, la justicia. Lo que le da sustancia a esta cinta es la presentación de ambas caras de la realidad donde se llega a plantear la necesidad de utilizar  otros medios para acabar con lo que está podrido en la sociedad.





         Y la gran discrepancia usualmente recae en la parcialidad del asunto: ¿Por qué solamente pensar en criminales y víctimas mortales? ¿Dónde queda la justicia de quienes son depredadores, destructores ecológicos, políticos que provocan muerte o miseria? Es un punto de partida. La gran pregunta que podemos hacernos recae en el uso y la proliferación de las armas que ha dado lugar a tantos crímenes. En esta época de estupideces trumpianas (“mayor distribución de armas para la defensa personal”) palidece lo que realiza este vigilante nocturno. En la versión de los años setenta, el mundo sin tanto desarrollo tecnológico tenía oportunidad para reflexionar y escandalizarse.


El realizador Eli Roth: una de sus mejores cintas



         Filmada con brío y ritmo vertiginoso que nunca cesa, aunque sea interior, tenemos otra de las mejores películas de su realizador. Lo que notamos como venganza viene a equipararse con la que contemplamos usualmente en otras cintas. Sin embargo, hay momentos en que la tortura justiciera nos recuerda a los hostales que le dieron la fama a Roth. Aunque uno deba tener fe y resignación, siempre queda ese deseo íntimo de que los culpables paguen por los daños que ocasionan. En estos tiempos cuando nada asombra y lo terrible se ha vuelto cotidiano y el cinismo afecta a la moral, es bueno detenerse y pensar que tal vez este sea el camino a seguir en el futuro.

jueves, 8 de marzo de 2018

CRÍMENES FALLIDOS


DE LAS MUERTAS

2015. Dir. José Luis Gutiérrez.





         Estrenada sin mayor publicidad y refundida en salas lejanas, tenemos otra cinta mexicana que se exhibe para cumplir con la demanda de distribución nacional. En este caso no es tan dolorosa la falta de atención porque es una cinta bien filmada, con un reparto esplendoroso, que se inscribe en una temática del género de intriga y suspenso, pero que resulta bastante fallida.


Enrique Arreola, Tomás Rojas
e Ianis Guerrero



         El periodista Julio (Héctor Kotsifakis, excelente) va a entrevistar al preso Ángel (Tomás Rojas, otro excelente), acusado de los asesinatos de varias adolescentes, ya que lo descubrieron abrazado al último cadáver encontrado que pertenecía, además, al de su propia hija. Se queja ante Julio de que no tiene garantías, ni abogado, ni le han dejado ver a un juez. Debido a la entrevista, el espectador se va enterando de cada crimen, de los antecedentes personales, de los hechos alrededor de las jóvenes asesinadas, hasta que se llega a un final aparentemente justo y otro inesperado.


Tomás Rojas y Arantza Ruiz



         El guion es engañoso: los hechos del pasado se van sucediendo sin que los escuchemos desde la voz directa de Ángel, sino por superposiciones de imágenes. Uno se pregunta, entonces, cómo es posible que el preso conozca los pormenores de cada asesinato. De manera abierta se expone a un personaje dudoso (un conserje de escuela) para que cualquiera imagine y, de inmediato, rechace la idea de que pudiera ser el asesino. Ángel, con trazos de padre amoroso, se muestra infiel con su secretaria para poner en jaque su integridad, aunque en el otro lado de la moneda está un jefe de policía corrupto y cruel, Navarro (Enrique Arreola, excelso, icónico), al cual se le reprocha mentalmente sus maltratos y despechos hacia este hombre.


El extraordinario, arielado, Enrique Arreola



         Como ocurre con Sospechosos comunes (Singer, 1995) y hasta con el maravilloso maestro Hitchcock en Desesperación (1950), al partirse de mentiras se llegan a verdades incoherentes y tramposas. Estamos en las antípodas de la lucidísima Perdida (Fincher, 2014) o nuestra sexagenaria comedia musical Nacida para amar (González Jr., 1958) cuyas tramas se cerraban con las mejores explicaciones [las menciones de títulos norteamericanos es porque la cinta se mete de lleno a un género más utilizado por esa cinematografía (aunque aquí sea región ya no 4 sino 6)]. La porción final de la cinta intenta explicar lo callado y mentido, aparte de querer atar cabos sueltos, para arribar al final efectista y truculento. No podía esperarse mucho del realizador de Todos los días son tuyos (2007) y mucho menos de la conformista, amelcochada, insoportable y ridícula segunda versión de Marcelino, pan y vino (2010).

El magnífico Kotsifakis


         Al hablar de jovencitas muertas, la cinta nos mete en la realidad del feminicidio y uno espera que se explique o se intente proponer alguna tesis sobre los hechos sangrientos y vetustos de nuestro país que permanecen impunes. La acción sucede en “Malagua”, como pueblo inexistente y metafórico, pero locaciones, placas de automóviles, señales de microbuses y leyendas de carros policiacos nos remiten a México. Todas estas buenas intenciones se quedan en eso. Una buena fotografía no compensa la irregularidad y desequilibrio de la narración. El disfrute de actores grandiosos surgidos del teatro es su mayor cualidad: todos son productos del buen teatro y de escuelas especializadas. Ahí está el goce mayor de otro fracaso nacional: disfrutarlos... ¿Se quería expresar algo, reflexionar sobre algo, o simplemente "hacer una película"? Nos quedamos con esto último (para que se siga acumulando tanta producción inútil o vergonzosa).

domingo, 4 de marzo de 2018

LOS PRINCIPIOS PERSONALES


ROMAN J. ISRAEL, ESQ.: UN HOMBRE CON PRINCIPIOS

(Roman J. Israel, Esq.)

2017. Dir. Dan Gilroy.





         Roman J. Israel, Esq. (Denzel Washington, fenomenal) es un abogado que ha luchado por la justicia y los derechos civiles desde que era joven en los años setenta. Ha trabajado toda su vida en el bufete de un ejemplar maestro y activista quien, al inicio de la cinta, sufre un infarto, luego entra en coma y muere. Por tal motivo, Roman queda a la deriva cuando el bufete cierra por bancarrota. Otro discípulo del fallecido, George Pierce (Colin Farrell, excelente), es quien se encarga de liquidar el lugar y le ofrece empleo a Roman quien, primero lo rechaza, hasta que la necesidad lo lleva a aceptarlo. George es una persona que ha lucrado con su carrera, alejado de los ideales que Roman ha perseguido y sido fiel toda su vida. Luego de cometer varios errores debidos a su honestidad, su franqueza que en ocasiones ofende, y comparar su existencia con la realidad actual del sistema legal, Roman se desvía del camino. Accede a una situación que se sale del compromiso ético y moral para conseguir un dinero que le permitirá adaptarse y disfrutar un tiempo de todo aquello que ha sacrificado por seguir sus ideales. Llega una crisis de conciencia, un enfrentamiento con su destino, una confrontación consigo mismo.


Las dos caras de la moneda legal:
luchar por los principios o lucrar



         Segundo largometraje como director de un guionista espléndido quien debutó en 2014 con otra película que cuestionaba la ética personal (Primicia mortal) a través de un reportero sin escrúpulos que llegaba a la conclusión de que “la sangre vendía noticias”. Ahora tenemos a un hombre que ha vivido acorde con sus principios, que recuerda lo que fue el activismo social en los años de su juventud que permitió el triunfo de los derechos civiles, que siempre ha vivido bajo la ley moral pero quien, al morir su guía espiritual y ejemplar, queda a la deriva. Todo lo que ese hombre frenaba y conseguía (“creía en sus creencias”) le era desconocido en la realidad al abogado que era mano derecha, intelectual magnánimo en su tema (de memoria todo el código penal, lo que nos daría idea de cierto autismo). La pérdida de casos, el fracaso que conlleva una víctima de su error, la grosera actitud de los jóvenes que han olvidado su pasado de raza, vienen a ser golpes para sus principios.


Roman va a platicar sobre derechos civiles
ante una comunidad que no comprende
sus ideales



         Una oportunidad que transgrede dichos principios y viola la rectitud de su actuación le hace cruzar el puente hacia la vida que siempre ha sacrificado. Ya no ser el hombre descuidado, con sobrepeso, peinado afro pasado de moda, saco amplio y corbata demodé, con tributos a los héroes de su juventud (tiene carteles con las imágenes de Bayard Rustin y Ángela Davis), aparte de haber escogido una vida dedicada a su profesión más que a una familia (porque ambas no eran compatibles): ahora llega el departamento de moda, la ropa costosa, los restaurantes de lujo, el día en la playa, los caprichos y tentaciones nunca cumplidos. No obstante, llega una crisis de conciencia.


Denzel Washington sigue apabullando:
uno de los mejores actores del cine norteamericano,
diferente en cada rol... Impactante.



Cuidadoso retrato de alguien que se sabe culpable, se perdona pero al mismo tiempo se autocondena, se ha traicionado a sí mismo pero busca recuperar el equilibrio. Cinta con consecuencias que permiten la salvación, la liberación. El ser humano debe vivir acorde con sus principios morales y éticos: por desgracia, la sociedad los doblega creando contradicciones, tentaciones, cuestionamientos.



        
Dan Gilroy dirigiendo a Washington.
Su segunda cinta como director:
su segunda cinta reflexiva y congruente.


jueves, 1 de marzo de 2018

SOMBRA NUNCA FUE




UNA MUJER FANTÁSTICA

2017. Dir. Sebastián Lelio.





         Marina Vidal (Daniela Vega, estupenda, expresiva, adorada por la cámara) es una mujer transgénero. La conocemos cantando en un bar donde la espera su amante, el comerciante Orlando (Francisco Reyes) quien la lleva a cenar a un restaurante porque es su cumpleaños. Ahí le entrega un “vale” por dos boletos a las Cataratas de Iguazú. Le dice que ha perdido el sobre donde los llevaba pero que saldrán en diez días. Esa noche, luego de hacer el amor, Orlando se siente mal. Marina lo lleva al hospital (aunque antes el hombre cae por las escaleras) y ahí muere por un aneurisma. La mujer, entonces, sufre las consecuencias de su pérdida: el reclamo del hijo de Orlando, la humillación por la ex esposa, la vejación por una inspectora de la policía, haciéndole el perder el rumbo. Tendrá que degradarse, tocar fondo, para luego comprender e intentar su redención: una nueva vida, el cierre del pasado y del gran amor.


La felicidad
El cierre


         Siempre en pantalla, con la cámara recorriéndola, mostrándola sola o frente al espejo, humillada y ofendida, sospechosa porque huyó desesperada del hospital cuando el cuerpo de su amado tenía los golpes de la caída, nombrada como “quimera” por la ex esposa donde puede tomarse cualquiera de los dos significados al insultarla (“un ente monstruoso conformado de varias partes animales”) o reprobarla (“un sueño o una improbable ilusión que se persigue aunque sea imposible de realizar”), vejada por la inspectora que ordena un examen físico que la desnuda aunque resulta claro que es una persona transgénero, suavemente regañada por su maestro de canto escandalizado por desperdiciar su don en bares ligeros, Marina se encuentra en un punto de baja estima, contenida desesperación, excluida de la comprensión de un ser que la amaba.


Siempre en pantalla: expresiva
La cámara la muestra vulnerable



         La cinta nos lleva a la realidad social con sus políticas de discriminación a pesar de los discursos y los anhelos de igualdad (una ex esposa que no entiende quién podría fijarse en un hombre que se viste como mujer; el hijo del difunto que le llama “maricón de mierda”). Marina canta un aria que la define en el momento de confusión (“Sposa son disprezzata”: esposa soy despreciada), antes de degradarse asistiendo a un bar gay para hacerle una felación a cualquier tipo y luego, metafóricamente, convertirse en bailarina de cabaret, frívola e indiferente; un fuerte viento la dobla e inclina pero ella permanece de pie. Es el proceso de duelo, de descenso al infierno, de no encontrar una respuesta a su destino.


La metáfora frívola
El viento la inclina sin tumbarla



         Y sin embargo, la mirada será triunfal. Marina ha sido “acosada” por la imagen idealizada de su amado. Deberá haber un cierre. Tendrá que darse la resurrección de su alma. Al hablar del personaje transgénero, el realizador Lelio ofrece un cruel pero aleccionador y respetuoso viaje alrededor del ser humano que es congruente consigo mismo y que logra vencer al miedo, la amenaza, la agresión que rodea a cualquiera que resulta diferente y es rechazado. Por eso la cámara sigue todo el tiempo a Marina, la refleja, la muestra vulnerable y decidida. Finalmente puede expresarse con otra aria cuyas palabras base la definen: “Ombra mai fu”: sombra nunca fue. Queda el gran amor que se vivió: surge la esperanza.

Sebastián Lelio, luego de "Gloria" sobre la mujer
de mediana edad, ahora ofrece el retrato
de otra fantástica y plena fémina