lunes, 31 de agosto de 2015

GRACIOSA Y PEQUEÑA OBRA MAESTRA


ENREDOS EN BROADWAY
(She’s Funny That Way)
2014. Dir. Peter Bogdanovich.

 


         Isabella (Imogen Poots) es una aspirante a actriz que se prostituye mientras consigue un papel. Cierta noche tiene relaciones con un director de teatro, Arnold, quien le cuenta toda una metáfora para animarla a cambiar de vida y que viva contenta: “hay gente que le da nueces a las ardillas, pero hay quienes son felices dándoles ardillas a las nueces”. Además le da dinero para que deje su vida sórdida. Lo espía uno de sus actores, el británico Seth (Rhys Ifans) quien está enamorado de la esposa de Arnold, Delta (Kathryn Hahn), quien será primera actriz de la obra que está a punto de ensayar. A Isabella la persigue un detective (George Morfogen) quien es padre de Josh (Will Forte), dramaturgo de la obra de teatro, además de novio de una terapeuta neurótica, Jane (Jennifer Aniston), a la cual consultan tanto Isabella como el juez Pendergast (Austin Pendleton) quien es el que paga al detective por investigar a su adorada prostituta Glow, quien en realidad es Isabella. Todos estos personajes y situaciones se entremezclarán de manera extrema para darle sentido al título en español y ser verdaderamente del género de comedia de enredos, al estilo de lo que se filmaba en los años treinta y de la cual el propio realizador Bogdanovich realizó un perfecto homenaje en La chica terremoto (What’s Up, Doc, 1972).

 

Imogen Poots y Owen Wilson
 
         Ahora estamos ante una relectura del género aunque con visión de siglo XXI. Bogdanovich tenía más de una década sin filmar un largometraje para pantalla grande, además de no haber logrado éxitos taquilleros como aquellos que filmara en los años setenta, cuando junto con Coppola y Friedkin se tornaron en los productores-directores prodigiosos. Con el tiempo, todos continuaron con su sello de excelencia pero disminuidos por la falta de cintas que atrajeran al gran público y a los dólares que, desde hace mucho tiempo, definen al triunfo estilo Hollywood. Aquí fue rescatado por dos productores-directores del nuevo cine norteamericano, inteligentes y conocedores: Noah Baumbach y Wes Anderson.

 

Will Forte y Jennifer Aniston
 
         Al entrar Isabella como actriz dentro de la obra que Arnold va a dirigir comienzan a converger coincidencias y a relucir verdades detrás de lo que sería una situación sencilla. Arnold ha contado la misma metáfora a diversas mujeres que al recibir además dinero, pudieron cambiar sus estilos de vida. Isabella tendrá que confrontar a otro de sus ex amantes, pero como luego concluye, "solamente puedes enfrentar al futuro si no olvidas el pasado".


Kathryn Hahn y Rhys Ifans
 
         Bogdanovich, como buen crítico y cinéfilo, admirador del viejo Hollywood, le rindió pleitesía con el cine de aventuras durante la depresión (Luna de papel, 1973), al primer final del cine debido a la televisión (La última película, 1971) o al melodrama (Daisy Miller, 1974), para luego caer en otro tipo de películas más adecuadas a los años posteriores, cuando ya había terminado la nostalgia que el público sintió en el cine de esos años setenta, y una nueva generación prefería entrar en la tecnología, con otros temas paralelos a la evolución del mundo. Ahora el maestro está de vuelta. Es su cine neoyorquino, con personajes que tienen antecedentes en el pasado. Es la película que retoma a la pareja pero en esta ocasión con el tema sexual más abierto, sin importar virginidad o decencia (como pasaba con la Barbra Streisand o la Madeline Kahn de esa mencionada Chica terremoto). Lo importante es la picardía.

 

El magnífico Austin Pendleton pertenece al
universo fílmico de Bogdanovich
 
         La película es muy divertida y hay momentos en que uno suelta la carcajada o permanece todo el tiempo con la sonrisa.  Hay puñetazos recurrentes (cuya víctima principal es el juez rabo verde), confusiones debidas a encuentros inesperados (viejas amantes de Arnold que aparecen por todos lados, por ejemplo), pero, sobre todo, ese sentimiento de pertenencia en los personajes: cada uno tiene su propia personalidad y localización por lo que permanecen fieles a sí mismos.



         La que resulta justificada para estos tiempos que estamos viviendo es la respuesta fría y limitada de la “krítika”. El lugar más común, repetido hasta la saciedad, es que se trata de un “remedo” de película de Woody Allen, sin considerar las referencias (bueno, debidas a la ignorancia) de la coincidencia de Bogdanovich en su amor por Nueva York y en el tono de sus películas (las ya mencionadas u otras como Al fin llegó el amor, 1975 o Todos rieron, 1981) que son una nueva interpretación del género de comedia como la filmaron Hawks o McCarey, por mencionar dos nombres. Claro, como se desconoce su obra pasada, es fácil caer en otro cliché porque Allen ha continuado siempre prolífico y vigente.


El maestro Ernst Lubitsch (1892 - 1947),
desconocidísimo para las nuevas generaciones
adoradoras de Tarantino o Kim Ki Duk
 
Por otro lado está la nula referencia del maestro Ernst Lubitsch a quien se debe todo el cuento de “darle ardillas a las nueces” que Arnold utiliza para ganarse el afecto y redimir a sus prostitutas. De hecho, la secuencia de la cinta donde aparece esa frase, se inserta al término de esta película (fue la última cinta dirigida totalmente por el maestro Lubitsch: El pecado de Cluny Brown, 1946). El propio Bogdanovich narra en alguna entrevista que siempre se le quedó esa anécdota para usarla en alguna cinta. Ahora bien, vuelvo al mismo tema, la ignorancia de nuestros amigos noteros o comentaristas (y es un mal internacional ¿eh?) por el cine de Lubitsch. Tiene que ver con el final de la cinefilia: ya quedan pocos especímenes en este mundo.


La secuencia de "El pecado de Cluny Brown" (1946)
que es referencia obligada para esta película
 
Bogdanovich nos ofrece una imagen ácida de la realidad actual donde se ha transformado la picardía. Lubitsch sugería lo que pasaba tras puertas cerradas de recámaras ardientes y ahora Bogdanovich nos lo muestra sin mayor morbo y con naturalidad, haciendo notar que siempre fue sexo sin vulgaridad. Enredos en Broadway  es un retorno al cine de género realizado con gracia y corazón. Un reparto entrañable ayuda a que la cinta sea efectiva y hay muchos roles pequeños con grandes actores (Cybill Shepherd, Richard Lewis, Debi Mazar, Michael Shannon, Tatum O’Neal,  ¡hasta Quentin Tarantino!) que además conforman el universo pasado del cine de Bogdanovich: muchos han muerto por desgracia. Pequeña obra maestra.

El maestro Peter Bogdanovich
a quien debemos importantes películas
y libros esenciales para el conocimiento
del cine del Hollywood de antaño.

lunes, 24 de agosto de 2015

SENTIDO DE MUERTE


HITMAN: AGENTE 47
(Hitman: Agent 47)
2015. Dir. Aleksander Bach.




         Esta cinta es la relectura, ocho años después, de un exitosísimo videojuego traspasado al cine. El jugador puede tomar el rol del Agente 47, genéticamente modificado para ser inteligente, rápido y sin emociones, ya que es una máquina para matar. En esta película, Katia (Hannah Ware, con una personalidad cercana a la Linda Hamilton de Terminator) anda en busca de su padre, un genetista que ayudó a crear una serie de dichos agentes pero, luego, al tomar conciencia de su peligrosidad, abandonó todo y se escondió. Ahora también lo persigue una ambiciosa compañía que desea volver a fabricar a las máquinas mortales. Entre un enviado de la compañía, Smith (Zachary Quinto, perfecto) y el agente 47 (Rupert Friend, resonante) Katia se encuentra entre dos fuegos porque es la pista para hallar al científico. La chica confía en quien no debe y siempre descubre sorpresas.




         La película es un derroche de efectos especiales y mucha acción. La textura visual corresponde a la de los videojuegos, sobre todo en los momentos del enfrentamiento y la aniquilación de los enemigos. Hay algunas secuencias donde los personajes se detienen a hablar del pasado o de su naturaleza (la misma Katia sufrió esa modificación que le otorga el poder de determinar cierto futuro cercano o la localzación de quien la persigue). Katia quiere convencerse que el Agente 47 posee todavía ciertos rasgos de humanidad porque es difícil eliminar los sentimientos amorosos o de miedo. La cinta lo describe al ir transformando paulatinamente al seco y preciso Agente en un ser que se preocupa, pragmáticamente, por Katia.




                  Es la ópera prima del polaco Aleksander Bach quien demuestra un gran sentido de la acción y no deja caer la trama. Las locaciones de filmación son estupendas. Hay algunos destellos de humor, pero lo que más llama la atención es la sensación de ubicuidad de los personajes. Tecnología extrema, para seguir con la idea formal del videojuego, y que inmediatamente se logre la cercanía, la amenaza, el enfrentamiento. El mundo se torna pequeño porque es el sentido que debe dar a entender un juego cuya cualidad tendrá que consistir en el ritmo constante y vertiginoso.


         La cinta previa con el personaje (interpretado por Timothy Oliphant: más siniestro; dirigida por el extremista Xavier Gens) y mismo punto de partida (la diferencia de opciones narrativas) tenía que ver con el asesinato del presidente ruso y la necesidad del Agente por evitar la muerte de una mujer que había sido, supuestamente, testigo del crimen. O sea que se mantiene fiel el principio de impartir cierta compasión a la máquina asesina. Tiene que ver con la repetición del guionista Skip Woods (a quien debemos varias joyas como Swordfish: acceso autorizado que reveló la presencia magnética de Hugh Jackman en el cine; o Duro de matar: un buen día para morir que recuperó a John McClane (Willis) para nuestra iconografía de cinéfilos) que no alteró naturaleza ni convenciones.



Aleksander Bach, director de la cinta
         “Son nuestras acciones las que nos determinan” es la frase con la cual se justifica que 47 no sea totalmente negativo. Lo bueno es que impera el sentido de muerte: simplemente vea la angustiante secuencia de la turbina o la extraordinaria coreografía del escape en la Embajada. Un pequeño tratado sobre la persistencia moral a pesar de todo. Habrá que seguirle la pista al polaco Bach.


        

        

martes, 18 de agosto de 2015

EL ESPERADO AMOR



CUATRO LUNAS
2014. Dir. Sergio Tovar Velarde.

 


         Luna llena es la pareja que lleva años en vida común; Luna nueva es la pareja que se descubre en sus sentimientos; Cuarto creciente es el niño inquieto, curioso, confundido en su sexualidad; Cuarto menguante es el final de la vida, cuando nada se pierde con probar lo siempre anhelado. Así, con cuatro historias que se van desarrollando alternadamente, pero nunca convergiendo (excepto en dos personajes, de manera accidental), estamos ante sendas tramas sobre la búsqueda del amor homosexual, gay, entre hombres.

 

Alejandro de la Madrid y Antonio Velázquez
 
         Hugo (Antonio Velázquez) y Andrés (Alejandro de la Madrid) llevan diez años juntos. Al primero le irritan los amaneramientos, los imanes sobre la puerta del refrigerador, el excesivo amor del segundo. Cierto día encuentra a otra persona. Andrés le suplica por otra oportunidad.


Gustavo Egelhaaf y César Ramos
 
         Fito (César Ramos) reencuentra a Leo (Gustavo Egelhaaf), viejo amigo de la infancia en Tepic, Nayarit. La salida repentina del primero hacia el DF junto con su madre luego de la muerte del padre provocó el alejamiento. Ahora son jóvenes, compañeros de escuela, que descubren que hay una atracción entre ellos. Sin embargo, Leo no acepta su condición; Fito lo usa como un impulso para salir del clóset.

 

Gabriel Santoyo, izquierda, es toda una revelación
 
         Mauricio (Gabriel Santoyo) es un niño de doce años. Está inquieto porque le gusta un primo suyo. Va a confesarse para expresar que está lastimando a Jesús. Le pide a su primo que le muestre “la suya” para él mostrarle a su vez, “la suya”. El segundo reacciona con enojo.
 

 Alejandro Belmonte es acosado por Álvaro Echánove,
cuya voz fue doblada por Alberto Estrella.

         Joaquín Cobo (Álvaro Echánove) es un viejo maestro, poeta, literato de cierta importancia. Casado, con su esposa,  tres hijas mayores, varios nietos. Va a un baño de vapor a la cual llegan prostitutos. Se apasiona con uno de ellos quien le cobra dos mil pesos. El viejo usa el dinero para los regalos de sus nietos y gozar de los servicios del joven que le ha gustado.

Fito con su madre (Mónica Dionne) que no quiere
escuchar la verdad sobre su hijo
 
         Las historias son casos comunes en las vidas de los hombres homosexuales (aunque en el cine se tiene una atmósfera romántica y hay varias idealizaciones), aunque no se diferencian de situaciones para mujeres o para parejas heterosexuales. En todas las narraciones el hilo conductor está en la búsqueda del amor: ya sea en la entrega, en la curiosidad, en la sensación física, en la aceptación o dentro de la vergüenza.


La extraordinaria Karina Gidi y el ya monótono
Juan Manuel Bernal como los padres de Mauricio.
 
         Esa es la gran cualidad en esta película donde no importa el género para llegar a un planteamiento y solución; no hay escándalo ni provocación; no hay pornografía gratuita ni melodrama fácil. De la misma manera en que, por ejemplo, una mujer se desvive por el hombre que la engaña, sucede que un hombre enamorado de otro hombre buscará la manera de retenerlo a pesar de que le sea infiel. La niña que mira subrepticiamente a sus compañeritas en los baños de la escuela para darse cuenta de lo que sea que le inquiete. Al igual que una joven se acuesta con su novio sin que quiera que se sepa de sus relaciones. O descubrir que la abuelita más dulce fue durante toda su vida una amorosa amante de su dulce dama de compañía.


Joaquín ha vivido siempre con una gran inquietud
que podrá resolver al final de la vida
 
         Con gran sensibilidad, la cinta nos va llevando por estas vidas semejantes en su naturaleza, aunados por pasiones, separados por notas discordantes de la sociedad. Los personajes principales quedan perfectamente dibujados, pero son muy interesantes los que se encuentran al segundo plano: el padre machista que debe entender que su único hijo es homosexual; la madre que prefiere saberlo pero ignorarlo hasta que la compasión la hace ceder; el primo machista que se regodea en “lo afortunado que le resulta ser normal” cuando se torna delator. Sobre todo, está el maravilloso personaje del prostituto Gilberto (Alejandro Belmonte) que va sufriendo una transformación gracias a la humanidad escondida detrás de su oficio.


El infiel Hugo con su amante Sebastián (Hugo Catalán)
 
         Estamos ante otra visión de culpa y liberación. Se deja llevar por la desgracia de unos personajes mientras otros han conseguido la dicha. La vejez se torna en placer paradisiaco cuando ya se puede morir en paz. Lo que uno destaca en esta cinta es su naturalidad: no hay morbo en el aire. Los personajes se comportan de la manera en que ellos saben que pueden hacerlo. Al final de cuentas, no debe haber cadenas, ni obstáculos para la felicidad.


Leo no acepta su homosexualidad pero impulsa a su amado Fito
para que se acepte libremente

         Sergio Tovar Velarde, en su segunda cinta, nos ofrece la misma calidad e interés de la ópera prima Aurora Boreal (2007) donde un niño revelaba ante la cámara su propósito de suicidarse para que durante toda la cinta se buscara la justificación del mismo. Igualmente había una culpa injusta. Si en aquella cinta, que pasó como todo el cine mexicano de calidad, sin pena ni gloria por nuestras pantallas, ya demostraba cualidades como cineasta, ahora las subraya y las deja clarísimas: uno ya desea ver la tercera cinta.

 


        


UN BOXEADOR ZURDO


REVANCHA
(Southpaw)
2015. Dir. Antoine Fuqua.

 


         Revancha es el retrato de un bruto. Billy Hope es un boxeador zurdo (“southpaw” en inglés) que cierta noche pierde la cabeza y ataca a un posible contrincante que le ha faltado el respeto a su esposa. A partir de ahí, todo va en picada. Es entonces cuando se da cuenta de lo que ha perdido por sus impulsos y por su ira contenida: esposa, hija, fortuna. Billy Hope ha tenido 43 victorias, pero dentro de esta mala racha, también pierde, golpea al réferi, se le quita la licencia. La única manera para que Billy pueda tener cierta esperanza estará en comprender su situación, contenerse, aprender a ser otro.



El retrato de un bruto
 

 

Revancha es la imagen del sueño americano en sentido contrario: primero lo ganas y luego lo desechas para darte cuenta que era una pesadilla realmente. Billy Hope es huérfano, creció entre olvidados de la fortuna y ahí conoció a Maureen, o Mo, quien se volvió su esposa. Era su piedra de toque, madre de su hijita, sentido de vida y del propósito de las posesiones. Billy Hope se dará cuenta que en el box, como en los caminos del éxito, te siguen los que huelen poder y dinero; te abandonan en cuanto se acaba el aroma. Se quedan quienes siempre te fueron fieles: pocos.


 
Décimo largometraje de uno de los cineastas más interesantes del cine norteamericano surgido a finales de siglo pasado (Asesinos sustitutos, 1998) y cuya temática ha sido la violencia desde diversos puntos de vista que finalmente convergen en la justicia, Antoine Fuqua nos ha deleitado con estas variaciones: el policía novato que debe liberarse de su corruptísimo compañero (Día de entrenamiento, 2001) o la historia detrás de la leyenda, aunque siga siendo un mítico Rey Arturo, 2004 que debe liberar a su Britannia del imperio romano desfalleciente o la serenidad detrás de la ira de un hombre metódico, sentimental, pero durísimo en su exterior, para que una joven prostituta pueda liberarse del brutal padrote que la trata como basura que fácilmente puede desecharse (El justiciero, 2014). Revancha sigue siendo fiel a su temática.

 

El extraordinario Antoine Fuqua
(cada película es un acontecimiento)
 
La violencia es obvia a la atmósfera boxística. Billy es un hombre rudo y duro que exorciza su ira simbólicamente en cada pelea. Billy es víctima de las circunstancias (su pasado y su responsabilidad presente: una hija pequeña) y de la soberbia de un contrincante tan bruto como él. La ventaja reside en que Billy tendrá una segunda oportunidad: más viejo, más sabio, como dice el refrán gringo. Producto obvio de la mercadotecnia como puede notarse en los estúpidos comentarios de los conductores de televisión, que sirven como eco a la estulticia noticiosa que nos rodea: Billy puede sobreponerse y dar lugar a otro héroe de nuestro tiempo.


 
Hay que destacar al maravilloso Jake Gyllenhaal quien se ha convertido en el camaleón histriónico de nuestro tiempo: sube o baja de peso; aparece enclenque o con un cuerpo soberbio como en esta cinta; oportunista cazador de noticias o vaquero bisexual; principesco persa o joven salvador de personas cuando llega un día después de mañana: siempre convenciendo, dando fe del talento.

domingo, 9 de agosto de 2015

EL INGRATO (Y FÁCIL) DESPRECIO

EXORCISMO EN EL VATICANO
(The Vatican Tapes)
2015. Dir. Mark Neveldine.


La joven Ángela (Olivia Taylor Dudley) cumple veinticinco años y le ofrecen una fiesta sorpresa. Al cortar el pastel se corta la mano. Luego, mientras va en un autobús, un cuervo se estrella en una ventana y entra dentro del vehículo donde muerde el dedo de la joven. Luego de cierta recuperación comienza el extraño comportamiento: el deseo de ahogar a un bebé, las órdenes a un grupo de enfermos mentales para que se maten entre ellos, la agresión contra una psiquiatra. En el Vaticano se enteran del problema y se decide que un Cardenal asista a exorcizarla. Junto con un sacerdote, que había estado cercano a Ángela, inicia el rito para llegar a un final inesperado.

Con un brío esperado en el co-director de Brian Taylor (quienes nos dieran cuatro cintas fenomenales Crank: muerte anunciada, Crank: alto voltaje, Gamer: juego letal y Ghost Rider: espíritu de venganza), que además dirigió en patines para darnos tomas de pasillos que se vuelven siniestros para que la acción nunca se detenga (y si lo hace físicamente, la interior está siempre hirviendo), además de utilizar personajes comunes y corrientes: Ángela es cualquier persona porque cualquiera puede ser poseída, estamos ante una cinta que cumple con su objetivo de hablarnos del Diablo sobre la tierra: de los falsos símbolos de bondad y bienestar que nos rodean y que han hecho de este mundo una masa insensible, solitaria, pegada a sus pantallas
donde el otro ya no importa porque está alejado.

Gran metáfora de la posesión cotidiana donde ya no importa el rito porque es inútil y el poder del mal se encuentra sobre todas las cosas. La fábula moral al revés: ya no triunfa el bien porque es inocuo, no satisface y prohíbe en lugar de permitir la sensualidad constante. Neveldine nos entrega la realidad. Evita seguir adelante con la narrativa de la “cinta de vídeo encontrada”: ahora parte de la imagen grabada para entrar en la acción cotidiana. Director visual que arrebata al espectador con imágenes insólitas, plenas de belleza (Ángela encima del techo con una ventana posterior o Ángela dislocándose mientras se libera de sus cadenas).

Los personajes son tan simples como el principal femenino: un sacerdote chicano que fue militar (Michael Peña), un novio del cual nunca conocemos su oficio (John Patrick Amedori), un Cardenal que fue poseído en la niñez y ahora vive temeroso (el sueco Peter Andersson, de la famosa serie Millenium) o el padre desesperado y vulnerable (un espléndido Dougray Scott siempre atractivo por su talento). Todo este conjunto permite la credibilidad de una cinta que ha sido disminuida en sus valores por quienes esperan las emociones primarias, el susto constante y la sangre derramada: gran ejemplo de la tensión que se va creando e incrementando como en las otras grandes películas de su realizador.


LOS CUATRO FANTÁSTICOS
(Fantastic Four)
2015. Dir. Josh Trank.


Este nuevo lanzamiento de los personajes de historieta que en 2005 y 2007 fueron protagonistas de sendas cintas dirigidas por Tim Story, exitosas discretamente, establece otro origen y circunstancia. Ya no es la expedición a una estación espacial donde una tormenta cósmica le daba sus poderes a cuatro personajes; ya no es el malvado Von Doom cuyos intereses personales dan lugar a una traición. Ahora tenemos a un par de niños, Reed y Ben, amigos que han trabajado el invento de Reed para teletransportar materia. Crecen para que éste sea reclutado por una agencia investigadora donde podrá perfeccionar su objetivo que, había sido pensado previamente por otro joven, el rebelde Víctor Von Doom.

Por otra parte, el reclutador, el Dr. Storm tiene una hija adoptiva, Sue, y un hijo con el cual tiene desavenencias. Todos entran al proyecto y con ellos se construye la nave requerida. Cuando el gobierno quiere apoderarse de ella, los cuatro jóvenes, excepto Sue, quien quedará en tierra manejando la parte técnica, deciden efectuar el viaje. Llegan a otra dimensión que sería un planeta paralelo, llamado cero, donde hay pura energía. Al intentar retornar sufren varios accidentes que producen la transformación de cada uno de ellos así como indirectamente en Sue: elasticidad, fuego, cuerpo de piedra, manejo de la invisibilidad. Víctor ha quedado atrás hundido en el fondo del planeta.

El realizador Josh Trank se hizo popular por su éxito Poder sin límites (2012, Chronicle), producción simple acerca de un grupo de amigos que adquirían poderes gracias al descubrimiento de un extraño mineral dentro de un pozo en el bosque. Empezaban a mover objetos y luego logran volar. El personaje principal usaba una cámara para registrar el abuso que sufría de su padre alcohólico y el dolor de una madre moribunda. Así, la cinta era una especie de documental con vídeo encontrado. Trank era, entonces, el realizador indicado para esta cinta porque tenemos nuevamente a un grupo de jóvenes, hay la adquisición de poderes, y surge el aislamiento: la idea de cada uno que su nueva naturaleza los separa, sobre todo por los intereses creados.

Esta cinta ha sido vapuleada por crítica y público; seguramente será un fracaso (en el valor que los norteamericanos dan al éxito: por la taquilla), pero estamos ante una historieta con tono negro y sombrío. La cinta tarda en arrancar porque desea dejar claros los orígenes. Cuando sucede el viaje al planeta cero, las sombras, los tonos verdes de la energía calma, así como los brutales efectos que el mismo planeta realiza contra los jóvenes, le imparte el tono que Trank manejó en su cinta anterior. No obstante, es una cinta que tiene relación y requerimientos de entretenimiento familiar que debe jugar con elementos de efectos especiales.

Estamos en el sentido contrario del divertimento de las cintas filmadas hace diez años con estos personajes. Ahora todo es contenido y explicado. De ahí que un público masivo salga decepcionado ante la demanda de satisfactores usuales a los que se le ha acostumbrado: acción constante, mismos efectos especiales. La gran cualidad de esta película es que se mete en sus personajes, les da forma y fondo, ofrece antecedentes y todo queda perfecto para el siguiente episodio que, ahora, parece ser que no sucederá.

domingo, 2 de agosto de 2015

EL JUEGO DE LA INTELIGENCIA

MISIÓN IMPOSIBLE: NACIÓN SECRETA
(Mission: Impossible - Rogue Nation)
2015. Dir. Christopher McQuarrie.


         Luego de cuatro años finalmente llega otro episodio en la serie de cintas de Misión: Imposible. Uno espera con ansia estas películas porque se tiene la seguridad de que habrá inteligencia detrás de los guiones y de los realizadores. Es una franquicia con gracia que ha sabido equilibrar la fantasía con la realidad; la mezcla de espionaje con la acción vertiginosa que tendrá alguna falla para tomar una decisión de último minuto; los personajes más interesantes, atractivos y perdurables en la memoria. Además, se tiene a Tom Cruise demostrando que la edad le sienta bien, a pesar de tanta cinta inflada, fallida e inútil de su juventud y primera madurez. Es ejemplo de cinta bien producida porque sabe que uno de los ingredientes del éxito reside en el reparto y en eso nunca se ha fallado.

Jeremy Renner, Tom Cruise, Simon Pegg y Ving Rhames,
reparto excelso...


         Reencontramos a Ethan Hunt junto con sus colaboradores en otra de sus misiones: ahora es evitar que una carga de gas tóxico sea transportada por rebeldes chechenos. Luego, nos enteramos que el proyecto de “Misión Imposible” ha sido cancelado y que Hunt es ahora un fugitivo de su país. No obstante, ha descubierto que el Sindicato existe (la organización criminal enemiga que es negada oficialmente), así como su líder, por lo que requerirá ir tras ella y su cabecilla: de ahí que se viaje de Cuba a Francia a Viena a Marruecos a Londes. La trama es tan inteligente y el ritmo tan bien cuidado que la cinta se pasa como agua fresca en verano.


 Rebecca Ferguson tiene increíble química
con Cruise y sorprende como mujer de temple

         Es una franquicia afortunada: Las primeras dos misiones fueron realizadas por Brian de Palma que le impartió su impresionante sentido del suspenso (una gota de sudor) y luego siguió con John Woo que le dotó de su poética violenta. El paso del tiempo y la evolución de los efectos especiales dieron lugar a las inigualables cintas de los efectivos Abrams y Bird, para llegar a esta tercera cinta del anteriormente irregular guionista, ahora autor completo McQuarrie (con quien Cruise compartió la subvalorada “Jack Reacher”) que logra absorber al espectador: uno se angustia, se desespera, pero ríe con el sentido del humor y cuando quien debe tener su merecido lo merece…



         Tenemos una secuencia subacuática, una conspiración en la Ópera de Viena, una persecución por calles y autopistas marroquíes, además de villanos tan odiosos como adorables (Sean Harris es un exquisito malvado; Jens Hultén es un sádico que guiña el ojo).




Sabemos que el cine es fantasía y lugar de sueños: 
por eso las situaciones van cambiando de tono y de pronto hay giros donde uno desconoce si es verdad o mentira lo que está sucediendo. Todo es según el cristal con que se mira y por eso tenemos la circularidad de un mismo hecho (las declaraciones ante un tribunal en Washington que adquieren tonos contrarios, con misma respuesta, al principio y al final).

Christopher McQuarrie, autor total,
con su productor-actor