domingo, 18 de octubre de 2009

OTRO TIPO DE CAMBIO


Aquí estamos junto con Refugio Ruiz Díaz (a.k.a. Cuco), quien fuera mi excelente maestro de fisicoquímica (por él la comprendí y se tornó en materia favorita, aparte del análisis químico) en aquellos años de la Facultad de Química (hablo de 1970), y que ahora ha publicado su primera novela dentro del género negro que lleva el título de esta entrada. Me invitó a presentarla en el último día de la Feria del Libro. Está editada por Font y vale la pena: un ingeniero de Piedras Negras viene a Monterrey a resolver un crimen para involucrarse con narcotráfico, lavados de dinero y tráfico de influencias, pero lo más importante recae en la descripción de una realidad urbana, política, social, que es terrible y de la cual parece imposible librarse... Ojalá la consigan, la lean y la disfruten como le pasó a este humilde bloguero...

La presentación será publicada, tal vez, en www.revistapantagruelica.com, según ofrecimiento del Mtro. Xavier Araiza. Estén atentos y espero que al leerla, con mayor razón se animen a acercarse a dicha novela.

Les añado una foto tomada por mi apreciadísimo Fernando Gaona quien asistió al evento y fue tan amable de dejar testimonio visual de este pobre sujeto ya con escasos cabellos pero con la sonrisa constante porque hay que agradecer que tengamos vida: lo demás es accesorio (como los libros que conseguimos en la Feria: maravillas que afectaron al bolsillo pero cuya naturaleza producirá un placer infinito como ¡¡¡el Diario de León Bloy!!!).

También tuve la alegría de reencontrar en esa presentación a Rosy Trejo, esposa del autor, quien fuera mi jefa en Asarco y compañera de idas al teatro, a las muestras de cine y hasta a los antros de esos años (tan diferentes como emocionantes si se les compara con los terribles de ahora). Estuvo el gran (el mejor) actor coahuilense Jesús Valdés y el maestro Javier Treviño Castro, inteligente, insigne, promotor cultural de abolengo. Todos, personas entrañables para mí.

Otro dato: escuche a Fernando Gaona con sus comentarios sobre cine mexicano, los viernes a las seis de la tarde por Radio Nuevo León, AM 1510; también puede verlo en el programa "Ayer y hoy" de TV Nuevo León, esos mismos viernes, más temprano, alrededor de las dos de la tarde.

Ya volveremos con nuestros propios delirios fílmicos en este espacio...

miércoles, 14 de octubre de 2009

UN POCO DE PACIENCIA...


He tenido mucho trabajo...
Voy a presentar un libro este domingo 18 a las 14:30 h en la feria del libro...
Estamos en espera de cosas que pueden suceder...
Un poco de paciencia y les prometo futuras entradas espléndidas y apasionantes...
No me dejen ni me olviden...
Abrazos a todos...

Les pongo una foto maravillosa de "Horizontes de grandeza" (The Big Country) de William Wyler, filmada en 1958, donde aparecen Carroll Baker y Charlton Heston. Fue una producción de United Artists, con un tema musical maravilloso de Jerome Moross.

domingo, 4 de octubre de 2009

EL FIN DE SHEILA



En 1974 se estrenó "El fin de Sheila" (The Last of Sheila, Herbert Ross, 1973) en el Cine Encanto. Fue todo un descubrimiento porque era una película con sentido detectivesco, una buena carga de chistes privados sobre Hollywood y sus personajes (el director venido a menos, el guionista decadente que solamente hace "tratamientos" sobre argumentos originales casado con una millonaria hija de papá, la representante vulgar y promiscua, la estrella sexy y su marido vividor), además de una frescura sin igual, un ritmo frenético y, al final, una canción-tema interpretada por Bette Midler (entonces de moda, muy vigente) llamada "Friends" que venía en su nuevo elepé. Acabo de volver a verla porque me llegó un anhelado DVD: esos disquitos que parecen traer prisionero a un genio enloquecedor dentro de ellos.

Sheila, una columnista de Hollywood, sale enojada de una fiesta, por la madrugada, y se lanza a caminar por las calles del suburbio de Bel Air, en Los Ángeles. Un automóvil que viene a gran velocidad la atropella y la mata. Pasa un año. Su viudo, un sarcástico, cruel y burlón productor (James Coburn), invita a los personajes que previamente les comenté, para conmemorarlo, llevándolos en un viaje por el Mediterráneo en su yate para ir desarrollando un juego que revelará un secreto de cada uno de ellos y que tiene que ver con homosexualidad, cleptomanía, delación (apenas había pasado un cuarto de siglo de la cacería de brujas), pedofilia, entre otras intimidades. Sin embargo, luego de la segunda pista, el anfitrión es asesinado y lo que importará será descubrir quién de los participantes fue el asesino o asesina, muy en el estilo de las novelas de Agatha Christie donde debe encontrarse al culpable dentro de un grupo exacto de sospechosos pero con un sabor contemporáneo (para los fabulosos setentas).

El argumento y guión fue escrito por el compositor y letrista Stephen Sondheim ("Amor sin barreras", "Gypsy", "Compañía") junto con el actor Anthony Perkins ("Psicosis"), quienes eran fanáticos de los juegos de mesa y aportaron su experiencia experta para jugar con esta trama que involucraba a la gente que conocían con la maravillosa inteligencia de aplicar reglas del juego, tradiciones de la novela policiaca, un sentido del humor pleno de frivolidad. Y es que los personajes toman a la muerte como algo que llegará y que no debe afectar sus vidas. Lo importante es la supervivencia porque tienen conciencia del ambiente competitivo y hipócrita dentro del cual se mueven. Más importante: no se toman en serio.

La acción sucede en falsos pueblos costeros y otro viejo falso monasterio de estudio en islas ignotas del Mediterráneo que brindan una atmósfera adecuada y seductora para la trama. La cinta fue filmada en el sur de Francia y en los estudios de Niza (como sucedería ese mismo año con "La noche americana" de Truffaut: otra película que empata dentro del montón de favoritas de 1973). El reparto es con gente entonces joven (o casi) como una bella Raquel Welch (a punto de los setenta años), Dyan Cannon (ahora ochentona), James Mason, Coburn y Joan Hackett (espléndidos pero ya fallecidos) así como un Richard Benjamin y un Ian McShane que eran buenos actores pero sin el "glamour" de Hollywood. Al resolverse la trama, el victimario se torna víctima y vuelve a caer en el infierno del Hollywood que no se ve en las pantallas de cine porque ahí solamente están la gloria y el ensueño: en la realidad es un infierno.

Su realizador fue Herbert Ross, exparticipante del American Ballet Theatre, coreógrafo en Broadway, hasta que en 1969 fue llamado por la MGM para una costosa versión musical de "Adiós Mr. Chips" que había sido llevada a la pantalla en 1939 para que su estrella, Robert Donat, se ganara el Óscar. Aunque no fue el taquillazo que se esperaba, Ross continuó dirigiendo y creando una carrera exquisita y placentera ("Magnolias de acero", "La chica del adiós" o "Footloose" estarían entre sus títulos futuros). Ross tenía la gracia de la ligereza y de la fluidez narrativa: no permitía el aburrimiento ni que el ritmo decayera. "El fin de Sheila" fue su quinta película. Filmaría un total de 24 películas que fueron del éxito al fracaso (muy pocos casos) pero ninguna tiene la calidad de pasiva o indiferente.

Los años setenta fueron de transición para la industria de Hollywood, casi arruinado a finales de la década previa porque el modelo de viejos géneros inflados ya no funcionaba. Ahora venían los directores (Coppola, Friedkin, Bogdanovich) y las cintas con contenido ( "El padrino", "La conversación") o el entretenimiento estilizado ("Luna de papel", "El gran Gatsby", "El exorcista") donde "El fin de Sheila" encaja perfectamente y que fueron las causas del retorno a las salas de públicos que se habían alejado de ellas (y todavía no existían las videocaseteras ni los teléfonos celulares ni tantos aditamentos que ya son puro margallate para los viejitos que disfrutamos cuando fuimos jovencitos con este tipo de películas).

En la foto, de izquiera a derecha: Mason, Welch, Hackett, McShane, Cannon y Benjamin.

sábado, 3 de octubre de 2009

DIABÓLICA TENTACIÓN (Jennifer's Body)



La segunda gran película de terror del año, luego de "Arrástrame al infierno". Una película delirante, escrita por Diablo Cody (la guionista de "Juno"), donde vuelve a aparecer el demonio para transgredir la calma de un pueblo (llamado "Hell's Kettle", que traducen como "La caldera del diablo", cuando debería ser "La caldera del infierno", aunque más bien como "La cafetera del infierno", más adecuado para el tono irónico de la cinta). Una muchacha es ofrecida en sacrifico al demonio, pero no es virgen. Entonces sobrevive con el diablo dentro y debe alimentarse con carne y sangre de humanos. La bella Megan Fox es el monstruo. La rubia Amanda Seyfried (quien fuera la hija de Meryl Streep en la aburrida "Mamma mia" )es la amiga supuestamente "nerd" (aunque no tanto como para tener sexo con su noviecito guapetón) quien tendrá otra transformación y otra perspectiva vital. Todo está dentro del ámbito fantástico y la película no admite medias tintas. Fue dirigida por una realizadora extraordinaria llamada Karyn Kusama ("La gran pelea", "Aeon Flux"). Para mí, es una cinta estupenda, y no deben perder la experiencia. Lean mi comentario extenso en
www.dianagonzalez.com.mx